22 de agosto de 2008

Una tarde lluviosa la tiene cualquiera


Por Dios, qué barato es este país. Todo está regalado. El metro, entre 0,60 y 0,80 euros, te atiborras a comer por menos de 6 euros, el tren bala tipo Madrid-Bcn 35 euros. Sin embargo, el café está al nivel Starbucks.
He dado dos saltos desde la última entrada. Deje Seoul por Gyeoungju, un pueblo/ciudad de referencia para ver templos y palacio de la zona - todas las fotos son de allí -. Tiene unas famosas tumbas de reyes que están sembradas por toda la ciudad y que la mejor forma de describirlas es decir que parecen tetas. O sea, que la ciudad está llena de tetas - con todos mis respetos a los muertos que estén dentro -. También tiene un lindo campo de lotus donde he descubierto que soy mortalmente alergico a su polen, con lo cual, si en algún momento pensabais regalarme un ramos de lotus, mejor comprarme un revolver y pegarme un tiro, me ahorrares una angustia inecesaria. Y en cuanto a la ciudad, decir que parece un parque temático inspirado en El Fary.
Ahora estoy en Busan. Es el último punto, de aquí sale el ferry para Niponlandia. Y se supone que deberían ser dos días de playa y sol y risas. De momento es una tarde de diluvio y mal rollo con el alberguista. De momento, ya veremos.
Por lo demás decir que este país está preparado para una invasión inminente: hay equipos de supervivencia en todas las estaciones del metro, está lleno de planos de evacuación, y hay espejos que para mí son falsos y detrás está la policía militar chequeando a todo el que pasa - tipo Minority Report -. Y se ven paseando a militares por todas partes. Están con sus novias y parecen de relax, pero para mí que están controlando al personal, y ellas son enfermeras de primeros auxilios. Cómo te quedas?

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