27 de agosto de 2008

Espacio y tiempo

Ya en Nipolandia, toca subir hacia el norte, trenecito a trenecito. Por casualidad me he enterado que en Kanazawa hay un nuevo museo y tienen programada una antológica de Ron Mueck - el azar está conmigo una vez más y me pone en el espacio y en el tiempo preciso -. Así que ése es mi destino. Y mi destino supone dos dias de tren. Pero dos días de tren costeando la costa, y cuando digo costeando digo por el borde mismo del acantilado. Trenes de un solo vagón, sin maquinista - son automáticos, a pesar de su aspecto post guerra fría -. Simplemente ESPECTACULAR. Porque cuando no es un acantilado por una ventana, es un sistema montañoso por la otra ventana. No puedo expresar qué dos días, y no hay foto que pueda reflejar semejantes pueblos, ni rocas, ni lo frondoso que es todo, ni lo verde que está en pleno verano, ni los pueblos incrustados entre los árboles o entre las olas. Impresionante.
He descubierto que viajar en este tipo de tren te mezclas con la gente de una forma diferente, tienes que compartir durante 10 minun espacio y un tiempo - otra vez el azar - de su rutina. Es como espiarles. Ya os enseñaré el documento gráfico.

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